En un mundo globalizado e hiperconectado, los expertos alertan de que la expansión a gran escala de virus y otros tipos de enfermedades podrían ser cada vez más frecuentes. ¿Podremos evitar que el próximo coronavirus se convierta en pandemia global?
- La alteración de los sistemas naturales aumenta notablemente el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas
- Los retos son colosales: del control del tráfico de animales a la supervisión de la ganadería y los mercados de alimentos
El 27 de diciembre de 2020, casi un año después de la detección del primer caso de covid-19 en Europa, Araceli Hidalgo, de 96 años, se convertía en trending topic nacional y protagonista de los telediarios tras ser la primera persona vacunada en España. Ahora, mientras la vacuna se aplica a la población más vulnerable, aún nos enfrentamos a un futuro incierto. ¿Sufriremos otras pandemias en los próximos años? ¿Qué podemos hacer para evitar crisis sanitarias como la vivida en 2020?
En un mundo globalizado e hiperconectado, los expertos alertan de que la expansión a gran escala de virus y otros tipos de enfermedades podrían ser cada vez más frecuentes. De hecho, la comunidad científica lleva años avisando del aumento progresivo de nuevas enfermedades y los datos muestran que las zoonóticas –aquellas que pueden pasar de animales a humanos, como la covid-19–, representan el 75% de las nuevas enfermedades. «Nunca antes habían existido tantas oportunidades para que los patógenos salten de los animales salvajes y domesticados a las personas», advierte la doctora Musonda Mumba, directora de la Unidad de Ecosistemas Terrestres de las Naciones Unidas.
Durante la pandemia, uno de los debates que ha cobrado protagonismo es la relación entre la salud y medio ambiente. «Virus y bacterias conviven con nosotros desde siempre. En hábitats bien conservados, con gran diversidad de especies que se relacionan en equilibrio, los virus se distribuyen entre las distintas especies y no afectan al ser humano. Pero cuando la naturaleza se altera o destruye, se debilitan los ecosistemas naturales y se facilita la propagación de patógenos, aumentando el riesgo de contacto y transmisión al hombre», advierte Luis Suárez, coordinador de conservación en WWF España y uno de los autores del informe Pérdida de naturaleza y pandemias. Un planeta sano por la salud de la humanidad. Este informe incide en que «la alteración del equilibrio de los sistemas naturales por destrucción directa de hábitats, pérdida de biodiversidad, tráfico de especies, intensificación agrícola y ganadera, y los efectos amplificadores del cambio climático, aumentan notablemente el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano». Para esta ONG, la solución pasa por frenar la extinción, mantener la integridad de los ecosistemas, reducir nuestra huella ecológica, luchar contra el cambio climático y asumir que nuestra salud depende de la salud del planeta.
Prevención y colaboración
La estrategia One Health impulsada por Naciones Unidas pone el foco en la idea de que la salud humana, animal y ambiental están tan interconectadas que, en realidad, forman parte de un todo, y trabaja para desarrollar una colaboración eficiente entre veterinarios, médicos, farmacéuticos, ambientólogos, biólogos... «En el mundo profundamente interconectado de hoy, si una comunidad no puede prevenir o controlar los brotes de enfermedades, todo el mundo está en riesgo. En vistas de esto, todas las partes de la sociedad, incluido el sector de la seguridad, deben estar involucrados en la prevención y planificación, y los países más adinerados necesitan invertir más para ayudar a los países de menores ingresos a alcanzar niveles adecuados de preparación», advertía Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega, en un artículo publicado por Project Syndicate en enero de 2020, antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la pandemia. «Por supuesto, la protección contra los brotes de enfermedad costará dinero. Pero no tanto como uno podría pensar: la mayoría de los países necesitaría gastar apenas entre uno y dos dólares por persona al año para alcanzar un nivel aceptable de preparación para una emergencia sanitaria, según datos del Banco Mundial. Eso representa un retorno sobre la inversión de diez a uno, o aún más elevado», añadía.
El informe Previniendo la próxima pandemia apuesta por aplicar criterios médicos, veterinarios y medioambientales en la regulación y vigilancia de sectores clave como la ganadería y la agricultura, el turismo, el comercio o la extracción de materias primas en entornos naturales. En cualquier caso, los retos son colosales: del control del tráfico de animales exóticos a la supervisión de la bioseguridad en explotaciones ganaderas y mercados de poblaciones rurales en países en vías de desarrollo. Hay casos de éxito que nos muestran el papel crucial que juega la prevención: en Bangladesh un programa centrado desde 2011 en contener la rabia a través de la vacunación de perros y el control de las mordeduras ha reducido en un 50% las muertes a causa de esta enfermedad.