Andrew Funk: «La motivación es el motor para conseguir una vida mejor»

22/11/2022

Sociedad y Personas Demos Vida

Después de haberlo perdido todo y de quedarse sin hogar, hoy Andrew Funk preside una organización dedicada a ayudar a personas que se encuentran en situación de sinhogarismo a conseguir un trabajo y a valerse por sus propios medios.

Por Mauricio Hdez. Cervantes

Fotos: José Sanabria

Cuando Andrew Funk (St. Paul, Minnesota, Estados Unidos, 1981) llegó por primera vez a España, con 17 años, no se imaginaba que más tarde regresaría para echar raíces. Tampoco podía suponer que su historia estaría llena de altibajos y que terminaría convirtiéndose él mismo en el motor de un cambio social tan importante como lo es ayudar a las personas en situación de sinhogarismo: un problema del que nadie está exento de caer en él.

La suya no es una historia común. Él no abrazó esta causa por idealismo puro; las páginas que ha escrito en su vida son las de alguien que conoció el éxito, tocó fondo, supo cómo salir adelante y finalmente utilizó su experiencia para ayudar a gente que, como él mismo, conoció las mieles durante la gloria y el amargor de los tiempos difíciles.

Después de graduarse con honores en Literatura Inglesa, y de obtener una especialización en Economía, Funk llegó a Barcelona en 2003 con la firme intención de aprender español (motivado por una antigua novia mexicana) y, como todo joven aventurero, conocer el mundo. Primero, su perfil emprendedor lo llevó a crear su propia escuela de idiomas. Después fue consultor de una empresa de capital-riesgo, e impulsado por una constante idea de crecimiento, se asoció con otros emprendedores para montar un proyecto digital. Pero las cosas no salieron como él esperaba, una mala racha lo alcanzó, y, como muchos otros que se la han jugado, se arruinó y su vida quedó a la deriva. Incluso, su ruinosa situación económica llegó a hacer mella en su vida en pareja y tras esa ruptura llegó al sinhogarismo.

Ante ese panorama, cualquiera hubiese creído que su salvavidas era volver a casa en Estados Unidos, pero su vida ya estaba anclada a la ciudad condal: su primer hijo ya tenía nueve meses. En aquellos años, Funk se había quedado sin hogar y, pese a que no dormía en la calle (aunque, como él lo cuenta, su vida de día era callejera), sí que tuvo que encontrar en la casa de amigos ese techo que los infortunios le habían robado. Sin embargo, y como era de esperarse, esa no resultó una solución sino una prórroga del problema, porque aunque llegaba a las 12 de la noche y salía a las 6 de la mañana, sentía que quemaba a sus amistades. Así, su presente y su economía quedarían errantes por un tiempo.

Pero ningún problema es eterno, ni existe persona que lo soporte, y fue entonces cuando decidió avanzar con su vida, priorizando algo que siempre había tenido presente: ayudar a los demás. Decidió que, si iba a emprender de nuevo, lo haría con una causa humana, una tan humana como la que él mismo había vivido y creó Homeless Entrepreneur: una organización que empodera a las personas sin techo y en riesgo de exclusión social, y las dota de los medios, o los recursos, o las redes, según sea el caso, para que tomen las riendas de sus vidas y puedan valerse por sus propios medios. 

Hoy, vive en Barcelona con su mujer, su hija y su hijo.

 

Vivimos en un mundo donde el desempleo y la precariedad laboral orillan a muchas personas a perderlo todo, incluso, a vivir en la calle. Ha dicho usted que cualquiera podría caer en una situación semejante. ¿Cómo se combate ese problema, en sociedades donde el acceso a un puesto laboral es cada vez más difícil? 

Lo primero. El mundo digital abre muchas, muchísimas puertas, por ejemplo IBM SkillsBuild, que forma a nuestros beneficiarios para las necesidades empresariales de hoy y del futuro.

Ahora bien, hay que tener muy claro que la formación es un elemento indispensable, ya que gracias a ella se puede identificar el mercado que valora las capacidades de cada persona. Otro punto indispensable, y esto sí que es lo más importante, es la salud, sin eso no hay nada, y también hay que tener presente que la pobreza deteriora y mata.

Para salir adelante de una situación tan dura como es quedarse sin techo es indispensable formarse y tener la conexión con el capital o con las personas indicadas que puedan valorar nuestras capacidades. Sin embargo, el problema radica en encontrar esas conexiones y contactar con esas redes, y mucha gente no sabe cómo hacerlo. A eso nos dedicamos, a conectar personas, a crear redes, y, en la manera de lo posible, ayudar con la captación de recursos.

Parece obvio, pero lo mejor es conseguir un primer trabajo. Allí es donde comienzan los contactos, allí demuestras tu valía como profesional y eso hace que la gente te valore.

Ganar un dinero, el mero hecho de recibir un salario, es muy bueno mental y emocionalmente. Cuando te activas, atraes a otras personas. Así es como uno gana reconocimiento y cuando realmente puede ser ayudado.

Pero también hay que tener muy claro que nosotros en Homeless Entrepreneur no promovemos los trabajos temporales que resultan una mera explotación. Tenemos el caso de una persona que consiguió un trabajo en una tienda de souvenirs, le pagaban una miseria, pero lo necesitaba para costear los estudios de su hijo, algo que comprendemos por completo. El punto es que pidió un día para ir al médico y lo despidieron. A pesar de eso, y de que lo consideramos una situación de precariedad laboral, nosotros respetamos la decisión de que hubiese aceptado ese trabajo, porque creemos que las personas deben tomar sus propias decisiones. Por otra parte, nuestros programas se enfocan en personas motivadas y destinadas a un lugar en el que puedan desarrollarse. 

 

Usted se quedó sin techo, ¿qué se necesita, además de una fuerza de voluntad de hierro, para salir adelante?

Yo mismo viví año y medio en situación de sin hogar. Iba de casa en casa, eran de mis amigos, pero, para no molestar, llegaba a las 12 y salía a las 6 de la mañana. Pero eso no era una solución, porque iba quemando mis recursos, mis redes. Y eso es grave. 

¿Qué necesitas, además de una voluntad de hierro, para salir de eso? Lo primero, muchas ganas y motivación. Sin eso, no se puede hacer nada. Pero también es necesaria la capacidad intelectual y la claridad para escoger los recursos que llegues a tener correctamente. No es sencillo. 

Durante una charla, me comentaban que en Dublín, a la gente que vive en la calle, le suelen dar ropa buena y por eso la gente sin techo viste muy bien. Eso sucede, según el relato, porque a la población no le gusta ver la pobreza, es decir, prefieren disfrazarla. ¿Eso resuelve el problema? No. ¿Eso es una utilización eficiente de los recursos? Tampoco. 

Quemar los recursos es un problema importante, es por eso que necesitamos saber utilizarlos, saber a quién y cómo darlos, porque son un elemento indispensable para que una persona con un alto grado de vulnerabilidad pueda salir adelante. 

 

Tras cada crisis económica, o recesión, en España, la falta de empleo crece y ha llegado a cotas del 26% (en años críticos como en 2011). ¿Qué podemos esperar para el próximo año, ya que la guerra entre Rusia y Ucrania está siendo un desestabilizador económico?

En este mundo hemos ido de crisis en crisis. Punto. 

El próximo año lo veo aún más crítico que este. Ahora mismo, ya ir al supermercado cuesta mucho más que antes. No soy pesimista, de hecho suelo ser bastante optimista, pero creo que si se trata de resolver los problemas mundiales en colaboración, una entidad con menos recursos puede compensar esa situación con otras cosas. 

Un indicador clarísimo de la pobreza es cuando las personas no pueden alcanzar los recursos que necesitan y no tienen acceso a la tecnología para acercarse a ellos. Ahora bien, cada obstáculo representa una oportunidad, pero para que eso funcione hay que tener la mente sana y activa. Solo así puedes reconocer dónde estás. No obstante, es complicado lograrlo. Es por eso que necesitas una red de personas. Y, sobre todo, motivación, ese es el motor de todo, eso es lo que te permite avanzar y tener una vida mejor.

Una persona motivada, pero sin recursos, es el perfil de quienes llegan a Homeless Entrepreneur. Aun así, con ese perfil se puede trabajar y la persona puede salir adelante. Sin embargo, quien no tiene motivación y tampoco recursos, está completamente arruinado. La desmotivación es lo peor. 

 

Hablemos de programas como ‘Help’ y ‘Voces sin hogar’.

Uno de nuestros programas es el de ‘Homeless Helpline’, una línea telefónica de ayuda. Desde allí trabajamos con voluntarios de 43 países, lo hacemos en distintos idiomas. Con esto, lo que hacemos es conectar a las personas con los recursos disponibles para prevenir y evitar que caigan en situación de sin techo.

Otro es ‘Voces sin hogar’. El objetivo es crear comunidad, le damos cara y voz a cada historia. Las personas hacen un vídeo de 40 segundos, nosotros lo editamos y luego lo compartimos en las redes.

‘Help’ es un programa que dura de 3 a 12 meses, en los que ayudamos a que una persona consiga un empleo. Tiene siete etapas: la preparación, visibilidad online, integración, entrenamiento (para que sea más competitiva en el mercado laboral), compromiso, consolidación y lealtad.

El último es ‘Vivienda empoderada’, que consiste en que cuando alguien ya consiguió un trabajo, nosotros le ayudamos con el primer mes de alquiler y el depósito. Eso facilita mucho el acceso a una vivienda, porque elimina esa primera barrera para personas que no cuentan con ese recurso económico inicial.

 

La gentrificación, las burbujas inmobiliarias, y el turismo descontrolado ha creado un fenómeno en el que los alquileres, y el acceso, a una vivienda digna es cada vez más difícil y más caro en ciudades como Madrid o Barcelona. ¿Hay una oportunidad en la cooperación público-privada para solucionar ese problema? 

El problema de la vivienda, lo tengo claro, es un tema contractual y de confianza.

Por ejemplo, en un estudio que estamos haciendo para el Parlamento Europeo, encontramos que hay 107.000 propiedades vacías en París. ¿Gente sin techo? 2.600. Si alguien me dice que el problema es la falta vivienda, no sé qué decir. Es un tema de contratos, no de falta de viviendas, porque estas las hay y muchas están vacías.

Para solucionar eso se empieza buscando fondos, resolviendo el problema de las personas, pero definitivamente no es que falten viviendas. Y la ciudadanía activa también es esencial.

 

Aún prevalece un fuerte estigma sobre las personas en situación de sinhogarismo, ¿cómo se puede crear conciencia en la sociedad de que ese es un problema solucionable? ¿Cómo se elimina el estigma de que una persona que llegó a esa situación puede salir de ella? 

Con comunicación. Así de fácil. El problema se elimina contactando a las personas con la información. No puedes tener empatía si no conectas.

Nosotros hacemos campañas con las personas directamente para que aprendan a comunicarse, a contactar con otras redes. Solo así se crean los vínculos humanos. Claro, hay que ir paso a paso, no puedes cambiar el mundo en un solo día. Pero los cambios sí que son posibles, solo que estos llegan de mano de las acciones.

Continúa en nuestro blog Demos vida a un hábitat mejor

LEROY MERLIN - Sede: Av. de la Vega, 2, 28108 Alcobendas, Madrid