En el “Informe Forética 2018 sobre la evolución de la RSE y Sostenibilidad. La recompensa del optimista” podemos identificar al menos 15 tendencias y conclusiones tractoras de la etapa que estamos comenzando - tendencias en gobernanza global, en empresa y en ciudadanía.
Y es que el tiempo ha dado la razón a aquellos optimistas que argumentaban, desde hace casi dos décadas, que la responsabilidad social es mucho más que “la cara amable de la empresa”.
5 tendencias en gobernanza global
La gobernanza global es, hoy más que nunca, una necesidad urgente para afrontar los desafíos comunes que presenta la sociedad y el planeta y que los estados soberanos no son capaces de abordar de forma independiente e individual. 2030, 2050 y 2100 serán las fechas clave que nos permitirán juzgar cómo de ambiciosas y cuan eficaces habrán sido las iniciativas que estamos poniendo en marcha en la actualidad.
1. Existe una relación positiva entre competitividad y grado de consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esto confirma, numéricamente, la hipótesis de que la prosperidad y la capacidad económica de un país son esenciales para un mejor desempeño en ODS. Pero existen tres tipos de países: (i) virtuosos -contribución mayor a la “esperable” de acuerdo a su nivel competitivo-, (ii) fair players -contribución a los ODS proporcional a su umbral competitivo- y free riders -contribución inferior a la que sería “esperable” de acuerdo a su potencial competitivo-.
2. El cambio climático es una de las principales huellas del Antropoceno y, probablemente, la mayor amenaza para la humanidad en toda su historia. El Acuerdo de París tiene como principal objetivo evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2ºC en 2100 respecto a niveles preindustriales. Pese a los grandes pasos que se han dado desde 2015, los National Determined Contributions (NDC), es decir, los compromisos nacionales de los países firmantes de este acuerdo, no son suficientes y se estima que nos situarían en 3,2ºC a finales de siglo. España, por su parte, ha comenzado la transición, pero debe acelerar el proceso. Desde 1990, su economía es un 32% más eficiente en materia de CO2, pero las emisiones han aumentado en términos absolutos un 17,5%.
3. En un planeta de población creciente y recursos limitados, la economía lineal (extraer, producir, usar y tirar) ha de mejorar su modelo y “eficiencia”, y transitar hacia una economía circular. Las oportunidades que presenta esta transición ascienden a 4,5 trillones de dólares hasta 2030 repartidas a través de la cadena de valor; concretamente sobre los recursos, la capacidad, el valor implícito y los ciclos de vida no aprovechados En la actualidad, el sistema productivo global es, tan solo, un 9,1% circular .
4. El cumplimiento de los derechos humanos, de manera general, se da por sentado en el ámbito local y el reto parece -pero no es- algo lejano, localizado en países emergentes y en vía de desarrollo. Sin embargo, las cadenas de valor de grandes multinacionales, que operan un 80% del comercio mundial, globalizan el problema. El 82% de la masa laboral a nivel mundial se encuentra fuera de los países de la OCDE, y la inmensa mayoría reside en jurisdicciones con una gobernanza débil en materia de derechos humanos. Los Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos se configuran como uno de los marcos más reconocidos para la protección de los mismos desde el punto de vista del sector privado.
5. Fenómenos como el big data, la inteligencia artificial, la digitalización de los servicios y la robotización de la industria, constituyen una gran oportunidad para generar bienestar a la sociedad. Sin embargo, se estima que al menos uno de cada cuatro trabajadores se verá obligado a cambiar de profesión durante los próximos 12 años. Aunque se crearán muchos nuevos empleos, muchos otros se destruirán. La incertidumbre de hacia dónde se inclinará la balanza (creación o destrucción de empleo, avance o retroceso en equidad y cohesión social) quedan dibujadas en el documento del World Economic Forum documento Eight Futures of Work (PDF).
5 tendencias empresariales en RSE
Si en la edición del Informe Forética 2004, solo una de cada dos empresas en España entendía que la RSE era relevante para su negocio, hoy la foto es bien distinta. El 97% de los CEOs globales considera que la sostenibilidad es un elemento importante para el éxito empresarial.
1.El entorno regulatorio contempla, de manera creciente, la RSE como una facultad indelegable de los consejos de administración. Esto ha propiciado la búsqueda de atributos y competencias vinculadas a la sostenibilidad. Esto afecta a la actividad de los consejos, a su estructura y funcionamiento, así como a la elegibilidad y responsabilidad fiduciaria de los propios consejeros. Los denominados sustainability-competetent boards.
2. Una mayor percepción del valor estratégico de la sostenibilidad se observa mediante el incremento de la influencia de los criterios de sostenibilidad en los procesos de negocio. Esto conduce a un proceso de síntesis con otras funciones de la empresa, generando un “área de potenciación de valor”.
3. La inclusión del sector privado en la Agenda 2030, el amplio espectro de los ODS y la mayor madurez de los modelos de RSE, permiten a las empresas focalizar su esfuerzo en aquellos objetivos donde existe una mayor contribución potencial. La convolución de estas variables genera un impacto exponencial.
4. La adopción cada vez más generalizada de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) por parte de los inversores institucionales está generando primas de valoración para las compañías con mejor desempeño en materia de sostenibilidad.
5. Una mayor oferta de información de sostenibilidad, unos requisitos cada vez más estrictos de transparencia por parte de los reguladores, y una mayor sofisticación de la comunidad inversora, conducen a una mayor frecuencia de reporte en materia ASG, hacia la era del High Frequency Reporting.
Seguir leyendo - 15 tendencias más relevantes en RSE (parte 2)