La reinvención del capitalismo

18/03/2021

Demos Vida

  • Cada vez más compañías ven la importancia de pasar de un modelo basado en la rentabilidad a otro que tenga en cuenta las necesidades sociales.
  • En un mundo globalizado en el que la diferenciación es cada vez más compleja, lo que nos hará conectar con los grupos de interés es la confianza.

Por Ana Sainz, directora general de la Fundación SERES

«Preferimos los activos sostenibles, en vista de una creciente inclinación social por la sostenibilidad». Esta afirmación destaca entre las perspectivas de inversión para 2021 de Black Rock, una de las mayores gestoras de fondos del mundo. Esta no es una aseveración aislada. Como ellos mismos indican: la pandemia ha fortalecido las tendencias estructurales que ya existían, como un mayor enfoque en la sostenibilidad o la creciente desigualdad.

Larry Fink, presidente de la gestora, comenzaba 2020 –algo que replicaría este año– con su habitual carta a los presidentes y CEO de las principales compañías del mundo, trasladando un marcado posicionamiento hacia criterios de inversión más responsables con las personas y el medio ambiente. En ella escribía: «Creemos que la inversión sostenible será la piedra angular de las carteras de los clientes de ahora en adelante. Las empresas deben estar determinadas y comprometidas para adoptar un propósito y responder ante todas las partes interesadas: los accionistas, los clientes, los empleados y las comunidades donde operan. Así, su empresa disfrutará de una mayor prosperidad a largo plazo, al igual que los inversores, los trabajadores y la sociedad en su conjunto».

En agosto de 2019, la organización Business Roundtable, que reúne a 200 de las mayores empresas de EE.UU., publicaba un texto en el que también redefinía el propósito de una corporación para promover una economía que sirva a todos. Colocaba entonces a los accionistas al mismo nivel que los trabajadores, clientes, proveedores y comunidades.

Estos son solo un par de ejemplos de diferentes manifestaciones que hemos observado en los últimos años y que evidencian una clara señal hacia la reinvención del capitalismo. Cada vez más compañías y sus líderes ven la importancia de pasar de un modelo basado en la rentabilidad a otro cuyo objetivo sea la creación de riqueza inclusiva que tenga en cuenta las necesidades de la sociedad y, en concreto, de los colectivos más desfavorecidos.

Capitalismo sostenible e inclusivo

Si bien este movimiento ha tomado fuerza en los últimos años. Desde Fundación SERES llevamos ya once años ayudando a las empresas a transformarse para que, a la vez que generan valor para ellas mismas, aumenten su impacto social positivo. Defendemos como elemento vertebrador estratégico la creación de valor para la sociedad y la empresa (valor compartido), para transformar la realidad empresarial y conseguir una sociedad mejor. Una premisa que recoge muy bien Michael Porter, profesor de Harvard: «El valor compartido (shared value) consiste en alinear el éxito de nuestra empresa con el de nuestra comunidad». 

En un mundo globalizado en el que la diferenciación por producto o servicios es cada vez más compleja, lo que realmente nos hará conectar con los diferentes grupos de interés es la confianza. Y esta se gana a través de un comportamiento responsable y coherente con los valores y propósito de la compañía.

Los hitos a nivel internacional que señalaba al inicio del artículo no dejan lugar a dudas sobre la importancia del propósito y el compromiso social de la empresa. Ponen de manifiesto que el proceso de valor compartido entre empresas y sociedad no admite vuelta atrás. La compañía lo está interiorizando y, cada vez más, nos encontramos con un sector privado que asume esta premisa como una oportunidad y no como una obligación.

Por eso, observamos e impulsamos esta transformación hacia una empresa distinta, altamente responsable, con interés por poner en el núcleo de su estrategia el propósito corporativo e impacto social. Y no solo eso: también preocupándose por hacerlo transversal a todas las áreas de negocio. Para ello, es clave el liderazgo responsable.

En este sentido, en 2020, 40 de los principales líderes de este país (José María Álvarez-Pallete, José Ignacio Goirigolzarri o Antonio Huertas, entre otros) han compartido con nosotros su experiencia ante la crisis originada por la pandemia y sus claves para afrontar la reconstrucción económica y social. Conversaciones, bajo el título de #LíderesResponsables, que muestran este compromiso por el cambio desde la alta dirección, en las que se ha repetido una y otra vez la importancia de tener en cuenta el cash flow social, el dividendo social y la necesidad de escribir un nuevo contrato social, para garantizar la sostenibilidad de sus negocios en el largo plazo.

Cinco puntos a tener en cuenta en la empresa del futuro

  1. El foco en lo económico no es suficiente

Este principio se ha hecho evidente de manera dramática durante la crisis. Las empresas que aplicaban ya estos principios han sido más resilientes porque contaban con la confianza de sus equipos, sus clientes, sus proveedores y sus comunidades. La confianza es el gran elemento de cohesión en circunstancias extremas.

  1. No hay marcha atrás: aprovechemos la oportunidad de transformación (sin dejar a nadie atrás)

La situación actual ha hecho más visible el rol necesario de las compañías en la mejora de la sociedad.  Hay una oportunidad de reorientar la empresa para siempre: buscando más valor compartido. Construir una empresa que ve claramente que sus intereses y los de la sociedad coinciden.

  1. Se ha acentuado la reflexión sobre el propósito

Las empresas están obligadas a repensarse en muchos aspectos, pero el más importante de todos tiene que ver con su razón de ser. Esa obligada reflexión es ahora crucial. Lo que la empresa decida sobre su propósito será analizado por los mercados, por los clientes y por los empleados. Los propósitos comprometidos con lo social ganarán.

  1. La colaboración es imprescindible

Ante problemas enormes e inesperados, la colaboración es la única vía. Colaborar no significa pérdida de competitividad. Al revés, ha sido la única vía para hacer frente a la pandemia y va a ser la única vía en el futuro también.

  1. Nunca ha sido más social el momento del CEO

Otra de las grandes transformaciones que hemos vivido en este último año ha sido la del líder. Prevalece el líder del ser, no solo del hacer. Un CEO más humano, vulnerable, poniendo en el centro a las personas, sus incertidumbres y sus valores fundamentales. Un líder que asume el momento con humildad intelectual y que, con su ejemplo, legitima el liderazgo.

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