- Frans Timmermans señaló a España como un país «en posición envidiable» para aprovechar la inversión europea en energías renovables.
- El Gobierno tratará de lograr que el 25% del consumo industrial en 2030 sea de origen renovable gracias al hidrógeno verde.
Por Jose A. Cano
El pasado noviembre el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans señaló a España como uno de los países mejor colocados para aprovechar «en posición envidiable» la inversión europea en energías renovables, la futura «economía verde» hacia la que los fondos de recuperación covid-19 pretenden empujar a la zona euro.
Lo hizo en las jornadas Hidrógeno Renovable: Una Oportunidad para España, donde sus declaraciones fueron bien recibidas y donde el jefe del Ejecutivo anunció que España destinará más de 1.500 millones de los fondos europeos en los próximos tres años para impulsar el desarrollo del hidrógeno verde. En concreto, la estrategia planteada propone instalar cuatro gigavatios de electrolizadores antes de 2030 y lograr así que el 25% del consumo industrial sea de origen renovable.
El futuro del hidrógeno producido de forma sostenible
¿Qué es el hidrógeno verde y en que se basa la «posición envidiable» de nuestro país de cara a la futura recuperación industrial «verde»? Para empezar, hay que tener en cuenta que el uso del hidrógeno como combustible no es nuevo: lo han usado las naves espaciales de la NASA e incluso el primer motor de combustión de la historia funcionó con hidrógeno.
Es el elemento químico más abundante del universo y el menos pesado de toda la tabla periódica. Se dejó de utilizar por los numerosos accidentes con zeppelines que acabaron volviéndolo poco recomendable para los viajes aéreos, pero para ser recuperado necesitaba ser no solo una alternativa más segura, sino también más barata y sostenible que los combustibles fósiles por cuyo abuso nos enfrentamos a la crisis climática.
La tecnología del «hidrógeno verde» se basa en la generación del mismo utilizando la electrólisis. Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, por lo que, si esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, se produce energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), con la producción «verde» del hidrógeno se dejarían de emitir 830 millones de toneladas anuales de CO2. Reemplazar toda la producción de hidrógeno no sostenible o «gris» en el mundo serviría para cubrir la demanda energética anual de toda Europa.
La AIE ya señala la producción sostenible del hidrógeno como fuente de energía como una de las claves para descarbonizar la economía mundial antes de 2050. Países como Japón han declarado su intención de convertirse «economías del hidrógeno», mientras otros como Alemania, Estados Unidos, Francia, China o Rusia tienen trenes que funcionan con este elemento.
El plan español
Actualmente la industria emplea la práctica totalidad de las 500.000 toneladas de hidrógeno que consume España al año y en su mayoría utiliza hidrógeno de origen fósil, que emplea gas natural como materia prima para su elaboración. El objetivo del Gobierno es desterrar ese «hidrógeno gris», ya que por cada kilogramo de hidrógeno renovable que sustituye a un consumo existente de hidrógeno no renovable se evita la emisión de nueve kilogramos de CO2 a la atmósfera.
En lo relativo a la movilidad, el documento explicita que España quiere contar para 2030 con una flota de, al menos, 150 autobuses, 5.000 vehículos ligeros y pesados, y dos líneas de trenes comerciales propulsadas con hidrógeno renovable. Asimismo, prevé implantar una red con un mínimo de 100 hidrogeneras y el uso de maquinaria de handling o servicios en tierra propulsada con hidrógeno en los cinco primeros puertos y aeropuertos del país.
La hoja de ruta apoyará el diseño de instrumentos financieros para que la industria española consumidora intensiva de hidrógeno adapte sus procesos e infraestructuras al suministro continuo de hidrógeno renovable. También prevé la identificación de los polos de consumo de hidrógeno en la actualidad, fomentando e incentivando la creación de lo que denomina «valles de hidrógeno», y promoverá la constitución de Mesas del Hidrógeno Industrial junto a comunidades autónomas, administraciones locales, consumidores de hidrógeno y promotores de proyectos de producción de hidrógeno renovable.