Elima es un centro residencial de acción educativa (CRAE) que acoge a niñas entre 14 y 18 años, que por su situación de vulnerabilidad no pueden vivir con sus familias. Está enmarcado en el área de Infancia y Familia de Asociación Intress, dedicada a la integración de personas en riesgo de exclusión, mayores, menores y personas con discapacidad.
Asociación Intress se puso en contacto con nosotros para que uniésemos fuerzas para mejorar la calidad de vida los habitantes de Elima. En esta ocasión, sus necesidades pasaban por la adecuación integral del aseo de la casa, reformado por última vez hace 15 años y que se había ido deteriorando por el uso y el paso del tiempo.
Cuando pensamos en un proyecto de reforma, tenemos en cuenta los materiales necesarios, el presupuesto, los plazos para llevarlo a cabo, las medidas… Sin embargo, hay algo que va mucho más allá de lo meramente tangible. Especialmente cuando se desarrollan este tipo de acciones, que tienen un impacto directo en la rutina diaria de las personas beneficiarias. Es entonces cuando la reforma se convierte en un “reto”.
“En el momento en el que te pasa por la cabeza que una de las receptoras de este proyecto, podrías haber sido tú misma si la vida te hubiera llevado por otros lugares, te salta un chip en la cabeza y se amontonan las ideas, necesidades… Fue ahí cuando empecé a desarrollar un proyecto en base a funcionalidad, capacidad, alegría, y sobretodo, donde el hecho de levantarte cada día y realizar algo tan cotidiano como el mirarte en un espejo, no se convirtiera en ‘otro día más’, sino en ‘un nuevo día’, explica la Coordinadora de Proyectos con Clientes de la tienda de Sabadell, Carmen Uroz.
Carmen relata con entusiasmo lo que ha supuesto para ella embarcarse en este proyecto de voluntariado corporativo. Partiendo de la empatía, comienza a diseñar en su cabeza el colorido, la funcionalidad del mobiliario o la tipología de los espejos donde “mirarse les hiciera sentir que son estrellas”.