Analizamos las claves de este documento apoyados por los expertos Federico Buyolo, ex director general del Alto Comisionado de la Agenda 2030, y Cristina Monge, politóloga y asesora ejecutiva de Ecodes.
- «Hasta ahora hemos hecho un ejercicio para predecir el futuro, ahora es el momento de liderarlo», explica Federico Buyolo.
- Para proteger la biodiversidad se necesitará un 60% más de superficie de agricultura ecológica y reforestar 20.000 hectáreas de bosques.
- La estrategia contempla que para 2050 nuestras emisiones de efecto invernadero se hayan reducido en un 90%.
Si nos pusiéramos delante de un espejo, ¿qué veríamos? Recapitularíamos el pasado, lo que hemos sido y, frente a nuestro reflejo, imaginaríamos también nuestro futuro ideal, sin fisuras. Uno en el que vivamos con salud y en calma. Recientemente, nuestro país también se ha puesto frente al espejo y ha recibido de vuelta una imagen en forma de advertencia: no podemos esperar ese mañana perfecto sin dirigir el presente hacia él. España es uno de los países más desarrollados del mundo, según Naciones Unidas, y el Estado más longevo de la Unión Europea. Sin embargo, ya ha vivido siete de los diez años más calurosos de la historia desde 2001, y la balanza cada vez se inclina más hacia la desertificación con su consecuente efecto dominó: pérdida de recursos naturales, sequía, alteraciones en el clima y una larga lista de problemáticas que deberían evitarse.
Con este horizonte, el Gobierno –coordinado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia– anunció el pasado mes de mayo la estrategia España 2050, un documento de 676 páginas que pretende servir de guía hacia el futuro a través de nueve retos articulados en cincuenta objetivos y más de doscientas propuestas para conseguir dibujar un mapa de los desafíos que afrontan la sociedad y la economía española en los próximos 30 años. Es completamente transversal y aborda grandes retos como el económico, el problema de la natalidad y la educación, el empleo, la longevidad de la sociedad y un desarrollo territorial equilibrado. Sin embargo, orbita alrededor de una de las urgencias más acuciantes en nuestro planeta: el cambio climático. Algunas expertas como Cristina Monge, politóloga y asesora ejecutiva de Ecodes, nadan en este océano de ideas para definirlo como un aliciente capaz de generar «una conversación social amplia en la que los diferentes actores puedan valorar todas las posibilidades para actuar en consecuencia».
Pero ¿qué ve España de su futuro medioambiental cuando se enfrenta a su reflejo? Al menos tres aspectos: el verano es ahora cinco semanas más largo, el número de días de olas de calor al año se ha duplicado y la temperatura en 2020 ha sido la más alta del registro histórico. Por ello, la estrategia marca once grandes frentes en favor de la sostenibilidad y el medio ambiente, que aclaramos a continuación.
1. La energía limpia y descarbonizada
En 30 años, nuestro país tendrá que haber dado el salto hacia la descarbonización y la economía circular. Así, se espera que en 2050 nuestras emisiones de efecto invernadero se hayan reducido en un 90%, que la demanda total de agua disminuya en un 15% y que toda la energía eléctrica generada sea gracias a las fuentes renovables. ¿Cómo? El Gobierno propone establecer sendas de descarbonización y disminuir el uso de recursos; marcar una cuota que obligue a las empresas a alcanzar un porcentaje mínimo de materiales reciclados; incrementar la vida útil de los productos y facilitar su reciclado; aplicar una tasa verde por generación de residuos tanto a los que compran productos como a quienes los fabrican; fomentar la transición ecológica urbana a través de la eficiencia energética en las viviendas, las energías renovables, la gestión de agua sostenible y la minimización de residuos. Además, se pretende implantar zonas de emisiones bajas, peajes urbanos y supermanzanas.
2. La salud planetaria y humana
La salud del planeta es la nuestra. Y viceversa. Por ello, este eje fundamental enfatiza la estrecha relación que existe entre la salud de las personas, los animales y los ecosistemas a través de la educación ambiental y de políticas, como indica el propio documento, «más coherentes y resilientes en el tiempo». Para ello, en 2050 habrá que contar con un 60% más de superficie de agricultura ecológica y reforestar 20.000 hectáreas de bosques para proteger la biodiversidad, nuestra barrera sanitaria más preciada.
3. La economía (verde)
En algunas ocasiones, un problema se minimiza cuando hay que pagar por provocarlo. Con esta idea, la estrategia –entre otras medidas más concretas del ámbito económico– propone diseñar una fiscalidad verde que penalice las prácticas más contaminantes y premie a aquellos que produzcan o consuman de forma más sostenible.
4. La innovación que nos haga despegar
No existe cambio si no se hace desde el escenario más avanzado. En el caso del medio ambiente, se necesita fomentar la investigación destinada a la descarbonización y a la sostenibilidad. De esta forma, en 2050 viviríamos en un país muy avanzado en electrificación, transporte, desarrollo de hidrógeno, soluciones basadas en la naturaleza e innovación social.
5. La movilidad sostenible del mañana
La forma en que nos movemos habla de cómo nos portamos con el planeta. De hecho, la movilidad es una pieza clave que debemos colocar si queremos terminar con más de 2 megatoneladas de dióxido de carbono en 2050. ¿Cómo? Fomentando la movilidad alternativa con más bicicletas, facilitando la sustitución de vehículos de gasolina y diésel por aquellos sin emisiones, imponiendo un impuesto sobre el uso de vehículos contaminantes, creando un plan de movilidad colectiva para trabajadores y reforzando el transporte público urbano. Aquí, la propuesta más llamativa de la estrategia es la que busca prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en menos de 2,5 horas, y así ayudar a reducir las emisiones de un sector –el de la aviación– que genera el 2% del total mundial.
6. El agua, nuestro bien más preciado
En 2050, España tendrá que ser capaz de proporcionar agua a todos sus habitantes a través de la reutilización de este recurso escaso. Para ello, deberá mejorar los sistemas de agua urbanos y agrarios e introducir nuevas tecnologías –como el big data– con el fin de tratar el agua potable y las aguas residuales. La inteligencia artificial también nos ayudará a seguir en tiempo real la necesidad de agua en los campos y reducir el uso de fertilizantes que contaminan los ríos superficiales y subterráneos. Por si fuera poco, la estrategia también incide en la reordenación de los usos agrícolas y un «quien contamina, paga» similar al que se quiere imponer sobre los residuos.
7. La alimentación que nuestro cuerpo y planeta necesitan
¿Sabías que nuestra forma de comer ha cuadriplicado las emisiones en medio siglo en España? Ponemos demasiada presión sobre campos y granjas. Por eso, la ganadería sostenible es una baza, siempre que vaya acompañada de un programa nacional capaz de fomentar hábitos sostenibles y saludables siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de un etiquetado con información sobre el impacto ambiental de cada alimento. Y es que comer saludable también supone una buena acción por el planeta –los alimentos más contaminantes son los peores para la salud–. En 2050, además, el desperdicio alimentario se habrá reducido un 50% a través de un plan nacional que supervise la cadena agroalimentaria, desde la producción hasta la venta.
8. Los incendios que destruyen nuestra biodiversidad
En los últimos 50 años han ardido más de 7 millones de hectáreas en España, pasto de macroincendios provocados por la aridez de la tierra y la mano humana. ¿Qué podemos hacer para evitar mayores catástrofes en nuestros bosques? Recuperar a los habitantes de la España vacía para que mantengan a raya la vegetación de la zona, regular la explotación de bosques, gestionar las quemas controladas y crear medidas de recuperación posincendio para preservar al máximo el suelo dañado.
9. El mar que agoniza
El planeta no puede sobrevivir con un mar enfermo. En tres décadas, deberíamos habernos basado en un uso sostenible de los recursos marinos, transformando la pesca, el transporte marítimo y el turismo para reducir su impacto medioambiental y preparando las construcciones costeras para adaptarlas a las consecuencias que el cambio climático provocará sobre los océanos.
10 y 11. Aprender sobre medio ambiente, aprender sobre cambio climático
No obstante, nada de esto puede tener lugar sin una educación ambiental eficiente, tanto de la ciudadanía como de las instituciones. El plan elaborado por el Gobierno destina los dos últimos frentes a fortalecer el conocimiento sobre el medio ambiente y el cambio climático con dos objetivos: por un lado, que todo ciudadano sea capaz de adaptarse a las transformaciones sostenibles que están por venir y contribuya a ellas. Por otro, que las instituciones sean capaces de diseñar leyes que marquen las sendas de la descarbonización y la sostenibilidad. Un rayo de luz verde sobre ese espejo desde el que vemos la España del futuro.
¿Cómo lo ven los expertos?
Para Federico Buyolo, ex director general del Alto Comisionado para la Agenda 2030, «sin duda alguna, este se trata del primer ejercicio que piensa más allá de los problemas del día a día». En un momento en el que la inmediatez es la protagonista, asegura, «esta perspectiva temporal de 30 años aporta el conocimiento necesario para seguir avanzando, una apuesta por el futuro desde el presente, con una acción decidida para hacer frente desde la colaboración y la solidaridad». Sin embargo, cabe preguntarse: ¿es suficiente para luchar contra el cambio climático?
Tanto Buyolo como Monge ven necesario un documento así para ayudarnos a salir del bosque de la sostenibilidad y observar su extensión al completo. ¿Y hasta dónde podremos llegar? «Faltan algunos aspectos. Por ejemplo, no plantea cómo podría afectar el cambio climático al modelo turístico español, que es esencial para la economía. Tampoco habla de cómo influirá la digitalización al sistema energético, o de cómo blindarse frente a ciberataques», argumenta Monge. Y recuerda: «Pero es que no se puede coger todo. Este es un documento que repasa las principales estrategias y, a partir de ahí, hay que seguir». Buyolo, por su parte, comparte esta idea, y añade que «es tiempo de hacer aquello que los científicos vienen años diciéndonos».
El ex director general del Alto Comisionado para la Agenda 2030 advierte que «quizá lo que nos falta es ver cómo interpretamos ese currículo oculto que configura la estrategia España 2050. En la reflexión que se recoge en las más 600 páginas tenemos el conocimiento que nos ha de permitir adelantarnos al futuro, pero no podemos olvidar que necesitamos interconectar este conocimiento y entender que las soluciones deben ser multisectoriales, no individuales». Porque, como concluye Buyolo, «hasta ahora hemos hecho un ejercicio para predecir el futuro, ahora es el momento de liderarlo».
Por Cristina Suárez Vega
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