Con la llegada de la primavera, los días más largos y el calor del sol, es normal que apetezca salir a realizar actividades al aire libre. Si hay una época perfecta para pasear es justo esta, antes de que llegue el calor intenso del verano.
Si vives en la capital o estás de visita, no hace falta ir muy lejos de Madrid para disfrutar de la naturaleza, existe una diversidad de bosques y parques que nos permiten sumergirnos y conectar con nuestro medioambiente.
Sea para practicar deporte, dar un paseo o hacer un picnic en familia, hemos recopilado en una lista, los bosques más increíbles en Madrid para conectar con la naturaleza y disfrutar del festival de colores que florecen en primavera.
Hayedo de Montejo
A 90 kilómetros de Madrid se esconde este maravilloso paraje. Debido a su microclima, este bosque es famoso por ser uno de los hayedos más meridionales de toda Europa. En primavera, sus legendarios árboles de más de 250 años de edad y 20 metros de altura, sorprenden con su follaje en pleno resplandor. Al ser una zona protegida, el número de visitantes diario es limitado por lo que, si se tiene pensado ir, lo mejor es reservar con antelación las entradas en la página de Sierra del Rincón.
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El Robledal de la Hiruela
A pocos kilómetros del Hayedo de Montejo, La Sierra del Rincón esconde otra maravilla. Este bosque repleto de verdes riberas, sotos de álamos y sauces ilustra a la perfección el sustento de vida de los campesinos de la zona. Sus carboneras, colmenares y el molino de hierro reflejan cómo los campesinos producían el carbón vegetal y otros materiales como principal fuente de ingresos.
Los Sotos de Villamanrique de Tajo
Una de las rutas de senderismo más bonitas para realizar en familia es la de Los Sotos de Villamanrique de Tajo. Este paraje está repleto de carrizo, sauces, olmos y chopos que lo llenan de vida en primavera. Además, las diferentes rutas son sencillas y agradables para dar un paseo o ir en bici.
El bosque de la Herrería
De gran valor histórico y paisajístico, este típico bosque mediterráneo esconde una diversidad faunística de mamíferos, insectos, aves y anfibios que hacen que el recorrido sea entretenido. De hecho, en 1961 fue declarado Paisaje Pintoresco y actualmente Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves. Dentro de su visita, es imprescindible la parada en silla de Felipe II, un banco de piedra, en el que, según cuenta la leyenda, rey Felipe II supervisaba el avance de las obras de su gran palacio.