- La Agencia Internacional de la Energía afirma que para 2050 solo en aires acondicionados se gastará la misma cantidad de energía que consumen China e India hoy.
- La sustitución de los líquidos de refrigeración por materiales sólidos o el lanzamiento del calor al espacio podrían estar entre las soluciones al problema.
Por Alejandra Espino
Una de las consecuencias del calentamiento global es el aumento de las temperaturas y los periodos de calor extremo cada vez más largos. Pasar esas temporadas sin un aparato de aire acondicionado se hace, en muchas ocasiones, difícil de soportar. Basta con fijarse en la fachada de un edificio cualquiera de España para reconocer varias de estas máquinas colgadas de la pared. En concreto, el 48,9% de los hogares de nuestro país cuenta con un aparto de refrigeración, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Aunque a nivel mundial el uso de aires no está tan extendido como en España, tanto la ONU como la Agencia Internacional de la Energía (IEA) coinciden en que esto podría dar un giro de 180 grados antes de 2050 debido a los efectos cada vez más visibles del cambio climático y a la mejora económica de los países más cálidos. «Unos 3.600 millones de equipos de refrigeración están en uso actualmente y la demanda aumenta a medida que las temperaturas suben por el calentamiento global», advierten desde Naciones Unidas. Esta subida supondrá, según la IEA, que para 2050 dos tercios de todos los hogares mundiales tengan un aparato de aire acondicionado.
Al mismo tiempo que contar en casa con un equipo de refrigeración es cada vez más una necesidad que un capricho, el planeta paga las consecuencias en una especie de pescadilla que se muerde la cola. «La refrigeración contribuye significativamente al cambio climático debido a las emisiones de hidrofluorocarbonos, dióxido de carbono y carbono negro provenientes de la energía generada a partir de combustibles fósiles que alimenta los aires acondicionados y otros electrodomésticos», explica la ONU. Un gasto energético que ya supone cerca del 20% de la energía total consumida en los edificios de todo el mundo. Si no se empieza a buscar soluciones más sostenibles para la fabricación y el funcionamiento de los aires acondicionados y a invertir en ellas, el consumo energético –con la contaminación asociada– se triplicará para 2050. «Solo en aires acondicionados se gastará la misma cantidad de energía que consumen China e India hoy», asegura la IEA.
Acabar con el cambio climático es una de las grandes prioridades de nuestro siglo. Así lo demuestran tratados internacionales como el Acuerdo de París, con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados, o iniciativas comunitarias como el Pacto Verde Europeo, que pretende alcanzar la neutralidad climática para 2050. Por eso, el futuro de los aires acondicionados está abocado a una mayor eficiencia energética y sostenibilidad. Su mayor problema medioambiental radica en que emplean fluidos para poder refrigerar el ambiente y, por tanto, las fugas son constantes. ¿Una posible solución? Usar materiales sólidos que se enfríen y calienten por ciclos de compresión y expansión (procesos barocalóricos), el mismo funcionamiento de los líquidos empleados actualmente.
Los aires del mañana
Un equipo de investigadores de la Universidad de A Coruña publicó en 2017 en la revista Nature un hallazgo destinado a revolucionar el futuro de estos aparatos: el material sólido conocido como perovskita responde a la aplicación de bajas presiones enfriándose con facilidad. Se trata de un sólido híbrido con una parte inorgánica y otra orgánica dispuestas en una estructura tridimensional. Este material muestra una capacidad de refrigeración muy buena con tan solo 70 bares de presión –cantidad usada por una nevera actual– por lo que se evita la fuga del material líquido y se reduce la cantidad de energía requerida por el aparato.
Mientras el desarrollo de la perovskita, que soporta procesos barocalóricos, sigue en marcha –está previsto que el proceso de investigación finalice en 2022–, otros científicos siguen buscando alternativas para que los aires acondicionados del futuro lleguen cuanto antes. SkyCool Systems, fundada por un doctor de la Universidad de Standford, ha desarrollado un material radiante que utiliza el cielo como un recurso renovable para enfriar. La empresa, que publicó su descubrimiento también en Nature, aprovecha lo que se conoce como ventana fría al espacio, un fenómeno que permite lanzar el calor emitido por los materiales al espacio a través de una pequeña franja de infrarrojo, logrando así reducir la temperatura. Esta técnica, aseguran, «podría llevar a prescindir del 70% de la energía que se emplea para la refrescar el ambiente».
Ya sea a través de nuevos materiales sólidos que evitan fugas a la atmósfera o mediante el uso de fenómenos que permiten reducir el consumo de energía del proceso de enfriamiento, está claro que los aires acondicionados del mañana están cada vez más cerca del presente. Los avances científicos dibujan un camino en el que el confort y la sostenibilidad se dan la mano. Algo fundamental en el tiempo de descuento que tenemos para salvar nuestro planeta. Porque, como concluye la ONU, «un aire acondicionado más eficiente puede ahorrar 8 años de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero». Y el reloj cada vez corre más rápido.