Con la llegada de los primeros fríos, apetece más aislar el suelo de nuestro hogar para mantener la temperatura. Si estás buscando una alfombra, te contamos cuáles son las alternativas más ecológicas y decorativas para cualquier estancia.
¿Por qué tener una alfombra en casa? Ventajas e inconvenientes
En los climas cálidos tenemos menos costumbre de usar alfombras en nuestros hogares, y, de hecho, hay algunos detractores.
- El inconveniente principal suele tener que ver con la limpieza. A menudo tenemos la creencia de que las alfombras acumulan más suciedad, pero, en la práctica, esto puede ser una ventaja. Las alfombras, efectivamente, acumulan el polvo de la estancia (salvo las de madera), pero precisamente eso es lo que permite una limpieza más eficiente. Al no haber tanta suciedad dispersa, cuando nos aseguramos de limpiar bien nuestra alfombra estamos manteniendo más higienizada la habitación, evitando que el polvo se disemine. Para ello suele bastar con aspirar la alfombra semanalmente y limpiarla en profundidad cada 6-12 meses (también podemos usar productos acaricidas en caso de convivir con alguna persona alérgica). Existen alfombras lavables, así como algunas antialérgicas y antibacterianas.
- Otra pega que se le puede poner a las alfombras es que podemos deslizarnos o tropezar con ellas; un inconveniente al que le podemos poner una solución eficaz de manera muy simple, utilizando redes antideslizantes o fijadores que la aseguren al suelo. Una vez asegurada, la alfombra podrá prevenir resbalones, antes que provocarlos. Existen además alfombras con base antideslizante.
Superadas estas barreras, solo nos queda disfrutar de las ventajas de contar con una buena alfombra:
- Son una forma económica de aislar la vivienda, manteniéndola cálida y mitigando los ruidos. Sus fibras absorben los sonidos y el calor, de manera que se genera un ambiente templado en la estancia.
- Permiten delimitar diferentes espacios, ofreciendo una separación visual sin elementos verticales que puedan restar luz a la estancia.
- Protegen los suelos más delicados, como los de madera, de los daños por desgaste, caídas, arañazos…
- Ofrecen una superficie agradable sobre la que andar descalzos, algo que tiene numerosos beneficios para la salud postural, eliminando tensiones musculares, e incluso para el desarrollo motor de los más pequeños.
- Aportan personalidad a la decoración, e incluso ofrecen la posibilidad de cambiarla varias veces al año, si elegimos distintas alfombras para invierno y verano, que podemos guardar entre temporadas en una funda para que no se estropeen.
Seguramente ya te has convencido de que quieres alfombrar tu casa, pero la pregunta ahora es: ¿cuál es la opción más sostenible?
Entre los materiales más ecológicos para una alfombra, destacan las fibras vegetales. Aunque se utilizan otros materiales como algas (que presentan la ventaja de ser impermeables) o juncos y se está empezando a desarrollar el tencel, una fibra vegetal que viene del eucalipto, los materiales estrella además del conocido algodón siguen siendo el yute, el sisal, el bambú y la fibra de coco.
Alfombras de yute: ecológicas y resistentes
El yute es una fibra ecológica por varios motivos: para empezar, es un cultivo de secano que requiere pocos recursos para prosperar, crece muy deprisa y puede enriquecer el suelo para la siguiente cosecha.
Al ser 100% reciclable y biodegradable, y no generar gases tóxicos en caso de combustión, es totalmente respetuosa con el medioambiente. Gracias a sus propiedades aislantes nos permite una mejor climatización ahorrando energía y reduciendo emisiones.
Además, se trata de una de las fibras más largas de la naturaleza y muy resistente, lo que junto a sus propiedades antiestáticas la convierte en un material ideal para alfombras y otros textiles para el hogar.
¿Cómo elegir una alfombra de yute?
Las alfombras de yute tienen un tacto generalmente suave, si bien para ir descalzos tendremos que elegir bien el tipo de anudado. Según la forma en que se haya tejido, el acabado será más o menos suave al tacto, y también más o menos resistente. Las de tipo Ronda o Ibiza son más finas y suaves que las de tipo Calcuta, que son las más recomendadas para las zonas de la casa con mucho tráfico.
Jugar con esta técnica permite también diseños muy variados, como el modelo Formentera, con sus decorativos flecos, este modelo cuadrado construido con círculos, o los modelos circulares de la alfombra Ronda.
Aunque suelen utilizarse al natural, aportando un toque rústico a la decoración, el yute admite también tintes para adaptarse a cualquier gama de colores, incluso el rojo intenso del modelo Red. También se puede utilizar una combinación de colores dentro de la propia alfombra, como en nuestros modelos Corona o Yute Kids, ideales para habitaciones infantiles; o en las rayas de nuestro modelo Gris antracita.
Podemos aprovechar el contraste de colores para diseños más étnicos, como el Yute Stampato, o incluso añadir todo tipo de estampados para aportar a la estancia un aire tropical.
Cómo mantener una alfombra de yute impecable
Una alfombra de yute es una elección duradera, si bien para asegurarnos de que se va desgastando de forma uniforme se recomienda irla cambiando regularmente de orientación.
Además, aunque protege de la humedad en interiores, si queremos una alfombra de yute para el exterior es preferible que la usemos en un espacio bajo techo, puesto que no es resistente a la intemperie. Así evitaremos también que el sol la desgaste.
Debemos limpiarla con regularidad porque aunque el yute no absorbe la suciedad, entre las fibras sí que se acumula el polvo. Por tanto, es suficiente con aspirarla o sacudirla por ambas caras.
Las alfombras de yute no deben limpiarse con agua. Si queremos limpiar una mancha puntual, podemos usar un paño humedecido en agua tibia, a la que podemos añadir algunas gotas de detergente líquido (el seco tiende a aclarar la fibra) y/o de vinagre; también puede ser útil un poco de amoníaco. Para que termine de secar es preferible hacerlo al aire libre, protegida del sol.
Si el problema es el olor, podemos utilizar bicarbonato de sodio: lo dejamos actuar unos días, y a continuación sacudimos bien la alfombra por ambos lados.
Alfombras de sisal: ¿cuándo son mejores que las de yute?
El sisal es un material muy similar al yute; también es una fibra natural, que proviene de un tipo de ágave de origen mexicano y hoy extendido por todo el mundo.
Puesto que el tipo de trenzado que se usa y el aspecto al natural de ambas fibras vegetales son muy parecidos, es habitual confundir las alfombras de yute con las de sisal. Sin embargo, el sisal es una fibra más dura, lo que tiene ventajas e inconvenientes:
- Es mejor aislante, ya que tiene mayor capacidad para absorber sonidos.
- El acabado de una alfombra de sisal resulta duro al tacto, mientras que las de yute son más lisas y suaves, incluso en los trenzados más gruesos.
- En consecuencia, las alfombras de sisal son más duraderas y resistentes, ideales para zonas de mucho tráfico, o en casas con mascotas y niños. También es preferible usar este material en moquetas.
- El sisal regula bien la humedad, consiguiéndose alfombras frescas en verano que también nos protegen del frío en las estaciones frescas. Por esta capacidad de absorber la humedad es muy importante limpiarlas rápidamente en caso de que haya alguna mancha, ya que las fibras vegetales tienden a absorberlas. Como las alfombras de yute, las alfombras de sisal deben limpiarse evitando mojarlas, y usando en todo caso paños húmedos.
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Las mejores alfombras para quienes tienen alergias: fibra de coco y bambú
Las fibras de coco son aún más duras y ásperas que las del sisal, de forma que son las preferidas para aquellas alfombras que deben resistir un tráfico intenso: de este material suelen realizarse los felpudos, pero también encontramos alfombras de coco en exteriores, terrazas, espacios públicos…
La fibra de coco, además de para tejidos, se utiliza para elaborar fuertes cepillos (ideales para limpiar balcones, patios y terrazas), y es muy valiosa como sustrato por su gran capacidad de absorción de humedad. También por ello se está volviendo un material de uso frecuente en la elaboración de macetas y semilleros.
El coco no solo es biodegradable y regula la humedad, como el yute y el sisal, sino que además es hipoalergénico: algo que hace a estas alfombras muy interesantes. Para interiores, conseguimos esta misma ventaja sin prescindir de la suavidad utilizando el bambú.
Todos los motivos para elegir una alfombra de bambú
El bambú crece mucho más deprisa que el resto de maderas ecológicas y cuenta con una protección natural contra los insectos, lo que hace que su cultivo no requiera fertilizantes ni pesticidas. Las fibras no requieren ningún tratamiento químico, sino que se procesan simplemente con vapor de agua, y son biodegradables.
La fibra de bambú es cálida y confortable, capaz de calentar en invierno y refrescar en verano. Es elástica y muy ligera.
Resulta muy decorativa, por lo que también se utiliza para elaborar lámparas, espejos…; en cañizo para cercar terrazas y jardines, o, como te proponemos en este tutorial, una escalera ornamental para tus plantas, prendas...
Aunque soportan mejor el sol que otras alfombras de fibra vegetal, las alfombras de bambú no toleran el contacto con el agua (salvo que se procesen específicamente, como por ejemplo en el caso de los estores hechos con fibra de bambú), algo que debemos tener en cuenta tanto si vamos a colocarla en el exterior, donde deberá estar bajo techo, como a la hora de limpiarla.
El bambú se ensucia muy poco, mantiene el color durante mucho tiempo si se ha teñido (aunque el sol puede restarle brillo), y apenas coge olor, además de ser antibacteriano. Esto facilita mucho la limpieza, ya que solo necesitamos sacudirla o aspirarla para mantener nuestra alfombra de bambú impecable.
Si, pasado el tiempo, el color ha dejado de brillar o queremos cambiar el matiz, podemos usar un aceite que nutra la madera y recupere el desgaste, o bien volver a teñirla.
Entre nuestras alfombras de bambú contamos no solo con modelos con tonos naturales, sino también con bonitas alfombras de bambú estampadas, que respetan la estética del material original pero aportan un toque de personalidad y, por si fuera poco, son antidezlizantes.
Más allá de lo vegetal: alfombras de lana ecológica
Dentro de las fibras animales, también hay argumentos ecológicos. Para elegir una alfombra de lana pensamos en sostenibilidad al valorar el ahorro en energía que pueden suponer (ya que aíslan tanto del frío como del calor), y en su longevidad.
Las fibras de lana son elásticas, y su rizo natural vuelve rápidamente a su forma original. Se trata de un material que absorbe muy bien los tintes, de manera que se mantienen como nuevas durante muchos años incluso en zonas de mucho tránsito.
En cuanto a la limpieza, la estructura de las alfombras de lana hace que repelan la suciedad, siendo un material antialérgico y antibacteriano, de manera que podemos limpiarla aspirando o cepillando, igual que las alfombras vegetales. Así reducimos también el gasto de químicos y energía en su mantenimiento.
Continúa en nuestro blog Demos vida a un hábitat mejor