¿Eran las pirámides edificios eficientes? La sostenibilidad en las construcciones de la antigüedad

22/02/2017

Medio Ambiente Demos Vida

Hemos puesto a Carlos Arroyo, un destacado arquitecto que además es profesor de la Universidad Europea de Madrid, ante una interesante pregunta y un pequeño aprieto: ¿eran las construcciones antiguas edificios eficientes? Y en concreto, ¿lo eran las pirámides? Arroyo se plantea, una a una, las diferentes facetas de la eficiencia para ofrecernos una interesante y detallada respuesta:

 

¿Eran las pirámides edificios eficientes?

Esta pregunta nos lleva a plantearnos qué significa sostenibilidad y algunas cuestiones relacionadas, la primera de ellas es ¿qué queremos sostener? Normalmente, unas condiciones de confort, una vida y un desarrollo que nos permitan ser felices sin comprometer el medio ambiente en que vivimos. Sin embargo, una pirámide es una tumba, sin luz natural y con mucho pasillo, las condiciones de confort no son exactamente las más deseables.

Buscando el confort en una pirámides

La definición de confort es una clave también para el acondicionamiento de nuestro hábitat cotidiano. Podemos pensar en cómo ajustar nuestras expectativas para que nuestra vida sea sostenible, por ejemplo, no necesitar más de 20° en casa en invierno ni menos de 26° en verano limitaría nuestro gasto en climatización.

Esta reflexión nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuál es la temperatura ideal? La enorme masa de las pirámides hace que la temperatura en su interior sea muy estable –alrededor de 20°–, aunque en el exterior el termómetro suba muy frecuentemente por encima de los 30°. Sin embargo, los visitantes siempre recuerdan el tremendo calor que pasaron dentro, y el sudor. La explicación de esta paradoja es la humedad; con la baja humedad del desierto, temperaturas de 27° y 28° son perfectamente cómodas, e incluso cifras mucho más altas pueden ser llevaderas. En cambio, cuando aumenta la humedad –como ocurre en un estrecho pasadizo lleno de turistas respirando y sudando– la percepción del calor aumenta, nuestro sudor no llega a evaporarse y nuestras camisas se encharcan. Así, hay climas en los que para conseguir confort lo que hay que controlar no es tanto la temperatura como la humedad y el movimiento de aire.

 

La situación también importa

Pero entonces, ¿no son eficientes las pirámides? Hemos visto que su temperatura es muy estable, por lo que sería fácil hacer una pequeña "reforma" que aumentase el volumen de aire interior para controlar la humedad (y escandalizar a historiadores y arqueólogos). Pero un dato fundamental para medir la sostenibilidad de un edificio es su situación. Si vamos andando, el edificio es muy sostenible; si vamos en avión, no. El transporte –si se produce quemando combustible fósil– es una de las principales causas del efecto invernadero, y yo no conozco a nadie que haya ido andando a visitar las pirámides de Giza.

 

Egypt #pyramides

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Pirámides “endeudadas”

Acondicionamiento, transporte… ¿Qué otras claves hay para medir la sostenibilidad? Pues bien, hablemos de deudas. La construcción en sí misma utiliza unos recursos que implican una deuda adquirida, ya sea por la energía utilizada y su correspondiente emisión de carbono (deuda de carbono) o por otros impactos medioambientales derivados de la obtención de los materiales. Esto es una deuda que pesa sobre nuestra construcción, tanto como la hipoteca. La de las pirámides es inmensa, no tanto por la energía utilizada, que era renovable –leña, pan y cebolla–, como por otros impactos ambientales –la pudrición de residuos vegetales de la alimentación genera gases de efecto invernadero– y sociales –vidas humanas–. Cierto es que las pirámides llevan miles de años amortizando la deuda, pero ¿cómo evaluamos tantas vidas destrozadas para su construcción?

Ahora bien, al menos, ¿aquellos fuegos de leña eran ecológicos? Utilizar madera como combustible –en la forja, la cocina o para calentar– o para producir instrumentos –grúas y andamios– en el norte continental de África no es sostenible. Cuando cae la fresca noche del desierto, una fogata o chimenea nos puede parecer lo más natural, sin embargo, es antiecológico. Los escasos árboles que hay en esos climas tienen un valor ecológico incalculable para dar sombra, reducir escorrentías y erosión, y evitar la desertización. Lo natural no siempre es ecológico.

 

 

Montar camellos cerca de las Pirámides de Giza #viajar #viajesconencanto #relax #piramides #piramidesgiza #giza #travelviajero

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Las pirámides versus los 5 retos de la sostenibilidad

Llegamos así a los cinco retos de la sostenibilidad, que son, a partes iguales, los siguientes: acondicionamiento, transporte, construcción, producción industrial y alimentación. Las pirámides van mal en los cinco apartados. Con mala climatización y sin luz natural suspenden en acondicionamiento; lejos de todo y como atracción turística, resultan nefastas en transporte; con sus terribles impactos durante la construcción, tampoco salen bien paradas en el apartado deuda (aunque su vida útil sea considerable) y la desertización resultado de tala de árboles es también negativa en el apartado producción. Por último, respecto a la alimentación, las cifras tampoco serían positivas, aunque tendrían con un impacto limitado, puesto que los esclavos que las construyeron no comían mucha carne (cuyas “emisiones” son un gas de efecto invernadero tan potente que ahora mismo representa un 14% del problema).

En definitiva, el ejemplo de las pirámides no es muy positivo; en cambio, hay otras construcciones antiguas que sí nos pueden servir de inspiración y referencia: ¡hablaremos de ellas otro día!

Carlos ArroyoCarlos Arroyo es arquitecto y urbanista. Su obra pretende establecer el marco de una nueva cultura, lenguaje y estética de la arquitectura, a través de la ética, la tecnología y la sostenibilidad. Además, es profesor de la Universidad Europea de Madrid

Sus proyectos han sido expuestos la Bienal de Venecia (8º y 14º), el Instituto Francés de Arquitectura, y aparece en cientos de publicaciones internacionales en Europa, Asia, Australia y América. También es miembro del Comité Científico Europan Europa desde 2004, ayudando a ciudades de Europa encontrar la estrategia correcta para su futuro

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