Energía y construcción: ¿es posible construir de forma más eficiente?

30/10/2017

Demos Vida

Por Vicente Sánchez, de LUCSAN Energy Efficiency

La energía es hoy una enorme fuente de riqueza y de poder, cuyas reservas condicionan la geopolítica y las finanzas. Los clientes son numerosos y fieles. Les va en ello el bienestar e incluso la vida. La humanidad necesita cada vez más energía y los depósitos energéticos actuales se agotan progresiva e inexorablemente. Su impacto sobre el medio ambiente (cambio climático) o los riesgos de accidentes (como Chernóbil o Fukushima) se multiplican y cuestionan su futuro. Las alternativas plantean serias dudas, tanto técnicas como económicas y, sobre todo, afectan a enormes intereses privados y públicos.

Necesitamos soluciones y respuestas a algunas preguntas, que podemos resumir en:

  1. ¿Cuáles son las fuentes de energía perdurable, que trasciendan al hombre?
  2. ¿Cuánta energía está disponible frente a la que necesitamos?
  3. ¿Coincide el tipo y calidad de la energía disponible con nuestra demanda?
  4. ¿Existe tecnología a coste razonable para su aprovechamiento?

Al margen de la imprevisible fusión nuclear (cuyas consecuencias puedan heredar nuestros descendientes), existen solo tres fuentes perdurables de energía:

  1. El inmenso calor del núcleo terrestre
  2. La atracción de la luna y sol sobre los océanos que generan las mareas
  3. La radiación solar

La primera se localiza en puntos muy concretos del planeta en geotermia de alta temperatura, la segunda donde las altas mareas y la existencia de ensenadas permiten su aprovechamiento. Pero la tercera, la energía solar, es un millón de veces superior a las anteriores, se distribuye sobre toda la superficie terrestre y su ingente flujo se transforma en energía hidráulica, eólica, en las olas o las corrientes marinas.

Cantidad-de-energia-solar

 

Disponemos, por tanto, de energía muy abundante y bien distribuida, solo es preciso capturar, acumular y adaptarla a las diferentes necesidades: calefacción, refrigeración, iluminación, tracción, etc. Cada edificio, cada vía de comunicaciones, es hoy un consumidor de energía que puede convertirse en un generador neto de energía en las próximas décadas.

 

El coste de la energía

El coste de la energía sube por el aumento de la demanda y por el agotamiento de los recursos. La evolución del precio del petróleo o de la energía eléctrica es significativa de una limitada oferta. Las tecnologías de generación alternativa (eólica, solar, de las olas) reducen sus costes y ya se aproximan a los de procesos convencionales.

En un lustro hemos visto descender el precio de los generadores fotovoltaicos de 6 €/W a poco más de medio euro/W.

Precios energia 2011

 

La energía renovable en España

España ha sido hasta hace muy poco un referente mundial en estas tecnologías. Hoy en día las Administraciones Públicas o las grandes empresas del sector parecen renegar de las fuentes renovables de energía, difundiendo como justificación la sombra de la subvención y el déficit en normativas claramente adversas.

¿A quién beneficia el ahorro y la autosuficiencia? Por supuesto al usuario final, al medioambiente y a las futuras generaciones.

 

Casa CSIC

 

El despilfarro de energía ha sido, y aún es, regla de diseño y uso. Solo un 16% de los recursos consumidos alcanzan la etapa final de aplicación en los países desarrollados. Mayor consumo, mayor beneficio.

Otra forma de hacer las cosas es posible, es necesaria. La tecnología está ya al alcance de nuestra mano, el coste es muy competitivo y el planeta (en préstamo de nuestros hijos) nos lo exige.

La construcción y la energía

Las casas, los pueblos, hospitales y escuelas son hoy en España los mayores consumidores de energía, mucho más que la industria. En las zonas templadas y cálidas, la radiación solar directa sobre los edificios es muy superior a las actuales necesidades de la población. El 70% de la energía necesaria en los hogares españoles se destina a usos térmicos: calefacción, agua caliente y refrigeración.

No hace falta ser muy ducho para darse cuenta de que las técnicas y materiales utilizados en la construcción de una casa pueden influir en su temperatura interna. El comprador de una propiedad debería fijarse en la orientación de la fachada, en el aislamiento, en la altura de los techos y en la distribución de ventanas y pasillos, pues todos estos factores afectan directamente en el flujo de aire, tanto frío como caliente durante las estaciones. Sin embargo, no siempre es así, bien por necesidad, bien por desconocimiento.

En todas las grandes civilizaciones de la antigüedad, los arquitectos situaban puertas y ventanas en extremos opuestos de una habitación para propiciar las corrientes. Los egipcios incluso construían una especie de túnel vertical para facilitar la salida del aire caliente en verano. Podemos, incluso, encontrar edificios que llevaban un paso más allá los esfuerzos para refrescarse en verano, las llamadas casas de hielo. Los romanos fueron muy adeptos a estas casas de hielo… El ingenio humano es inagotable.

Pero el ritmo de crecimiento demográfico de los últimos 50 años ha producido, sin duda, un deterioro en la calidad de las construcciones, especialmente en materia de consumo energético y contaminación.

Los edificios, una vez construidos, son una causa directa de contaminación, por las emisiones que se producen en los mismos, por el impacto sobre el territorio, o creando una fuente indirecta de contaminación por el consumo de energía y agua necesarios para su funcionamiento. Es un error habitual atribuir exclusivamente a la industria y a los sistemas de transporte, especialmente el automóvil, el origen principal de la contaminación.

Hay otra forma de hacer las cosas

Sin embargo, la tecnología existente ya está a un coste competitivo, las viviendas pueden ser autosuficientes, incluso en un próximo futuro, generadores netos en vez de consumidores.

 

Vivienda cero energía OIKOS CAR-CSIC Arganda Madrid

 

Las envolventes (cubiertas y fachadas) de los edificios pueden convertirse en una superficie activa capaz de captar y acumular la abundante energía solar que disponemos en nuestro país para utilizarlo directamente o para exportar a la red sus excedentes. 

El suelo constituye un excelente acumulador de energía para estos fines y el edificio un suministrador de calor y frío durante el verano e invierno, y las horas de sol y oscuridad. Con un adecuado diseño y un buen sistema de gestión, se puede gestionar la energía en la vivienda de acuerdo con nuestros deseos.

Construir de otra forma hoy en día ya es posible… ¡Es necesario! La tecnología está ya al alcance de nuestra mano, el coste es muy competitivo y el planeta (en préstamo de nuestros hijos) nos lo exige.

Energía

 

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